lunes, 25 de marzo de 2013

Parque de la Batería

En Torremolinos, la capital del sol en los años 60 y 70, hay un pequeño tesoro en forma de parque que oxigena un poco la vista entre tanto bloque deshumanizado y urbanismo sin control. Se trata del Parque de la Batería, un pequeño espacio verde con lago, barquitas, zona de juegos, árbol de chupetes, torre vigía y cañones. Lo típico en un parque, vamos.

Son 74.000 km cuadrados de paz en la zona de Montemar, donde antiguamente se situaba una batería defensiva de costa. De ahí que su principal atracción sean los tres emplazamientos artilleros con cañones de los años 30 y bunkers incluidos. Desde los cañones se ve claramente el por qué de ese emplazamiento: desde su altura dominaban toda la costa y, por tanto, podían enviar un mensaje en forma de obús lo que me recordó a ese corto genial de los Monty Pythons que abre su film El sentido de la vida, en el que dos edificios se lían a cañonazos al modo pirata. Y es que, aunque los tiempos han cambiado y los cañones ya son piezas de museo, sigue habiendo mucho pirata por ahí... Y a falta de palo mayor al que subirse para localizar enemigos, al lado de las baterías hay una torre de 14,7 metros accesible por escaleras o ancensor, y desde donde tenemos una estupenda vista.


Para los que aún les quede espíritu navegante, el parque tiene un lago artificial con su embarcadero y todo desde donde puedes coger una barca por un euro la media hora. El lago es como una piscina enorme, pero con cosas tan exóticas como una Virgen semihundida entre chorros de agua. Historia, modernidad y clasicismo en un mismo espacio. Los guiris deben flipar con nosotros. 



Si todo esto no hace que un crío se vuelva loco en este parque, lo hará la estupenda zona de juegos para todas las edades con tiovivo incluido, en la que lo que más me impresionó fue un árbol decorado... ¡con chupetes!

No es el Retiro, y quizás no es el mejor parque de la Costa del Sol, pero es un buen lugar para tumbarte en la hierba con un libro, dejar que tus hijos jueguen a gusto, conocer un poco de Historia y tener una buena panorámica de la costa. ¿Se puede pedir algo más?

lunes, 18 de marzo de 2013

Senda Mina de la Trinidad

Entre tanta lluvia Málaga nos regaló un lunes casi de verano, así que había que aprovecharlo volviendo a la Sierra de Mijas para una nueva ruta por el monte. En esta ocasión, acompañado de mi amigo Fran y  con un plan que incluía minas abandonadas, pendientes de hasta un 47,7%, suelos inestables después de las últimos diluvios, vistas increíbles de Benalmádena, Fuengirola y Mijas, y una bolsa de ganchitos que aportó sabor a la caminata. Pero como diría Jack el Destripador, vayamos por partes.

Esta senda, la R-5, se inicia cerca de la Estupa Budista que domina, desde Benalmádena Pueblo, toda la costa. Subiendo hacía la autopista, vemos un pequeño tunel que la atraviesa por debajo, y tras la cual se inicia la senda. Por supuesto, la señalización destacaba por su ausencia, al igual que en la mayor parte del recorrido, siendo una pena que el Ayuntamiento no haga más esfuerzos en mantener estas rutas que, por otro lado, promocionan en su propia página web.



Seguimos el camino, casi siempre bordeando la autopista aunque desde una posición más elevada, hasta que nos encontramos con una primera subida fuerte hacia el interior que nos lleva inmediatamente a la mina de la Trinidad. La entrada a la mina está bastante oculta aunque al lado hay un cartel y un abrevadero, y su interior muy oscuro, así que fundamental las linternas. Al parecer, se trata de una mina de ocre que fue explotada en la primera década del siglo XX, y cuyas galerías interiores son bastante grandes y ricas en estalactitas de limonita. Navegando por Internet veo que mucha gente, además, las coge de recuerdo, por lo que la mina está bastante saqueada y sin ningún tipo de señalización o protección alguna, lo cual es una pena. Para que os hagáis una idea de la magnitud de la mina, os dejo con un gráfico de un aficionado que he encontrado aquí y la entrada a la misma vista desde dentro. Nosotros la verdad es que no pasamos de la galería de la entrada, pero nos hicimos una idea de cómo tenía que ser ir a trabajar a un sitio así: oscuridad, humedad, frío... y la sensación de que estás bajo tierra  y totalmente incomunicado del exterior. 


Continuamos la ruta con el espléndido paisaje de Fuengirola y Mijas siempre a nuestra izquierda, hasta que llegamos a la cresta de la montaña, desde donde hay varios montículos de piedra dejados sin duda a modo de miradores. Para mí, el sitio que más vale la pena de la ruta, aunque aún quedaba el final, coronar el Cerro del Moro, a 850 metros de altitud, con el repetidor de Mijas bien visible a medida que vas ascendiendo.


Este último tramo es, sin duda, el más duro. Media hora de subida a prueba de valientes. Menos mal que al llegar al repetidor nos esperaba ya la bajada por el otro lado del monte, al abrigo de la sombra de los árboles, a través de la ruta de R-6 y R-4. En total, la subida fueron 5 km duros, sobre todo por el estado del camino, pero que valen la pena.



domingo, 3 de marzo de 2013

Día de Andalucía

El pasado jueves disfruté de mi primer Día de Andalucía desde que vivo en Málaga. Y me sorprendió la importancia que tiene este festivo aquí, quizás porque vengo de Madrid, y allí nos hemos acostumbrado a ser un poco descastados con las cosas de la tierra. Sin embargo, aquí en Málaga los colegios programan su semana en torno a ese día, en los pueblos se cuelga la bandera andaluza de las casas y la calle bulle con actividades de todo tipo, incluso cuando la noche anterior una tormenta de granizo hace despertar a toda la Costa del Sol, como sucedió este año.

En mi caso, yo lo celebré corriendo la Carrera Popular Marea Solidaria en el Muelle Uno, a favor  de la Asociación Malagueña para la Fibrosis Quística y la Asociación Benéfica Padre Enrique Huelin, en la que terminé los 7 km reales de recorrido (la organización prometía 8) en 34 minutos. Y para celebrarlo, me fui con mis compañeros de running a desayunar un gran sandwich a La Chancla, mítico chiringuito en el paseo marítimo de Pedregalejo.


Pero lo que realmente me impresionó el 28-F fue el discurso que el actor malagueño Antonio Banderas pronunció aprovechando que él y un grupo de destacados andaluces fueron nombrados Hijos Predilectos de la comunidad. Un discurso que se aleja de los "agradecimientos floridos, alabanzas folclóricas y amanerados piropos", como bien deja claro en el inicio, para luego construir un emocionante relato sobre Andalucía, los andaluces y la libertad. Un relato que apuesta por el futuro de esta tierra, y que yo, malagueño de adopción, comparto al 100%. Os recomiendo a todos su visionado íntegro.