martes, 23 de julio de 2013

La Luna

La costa de Málaga es tan amplia como variada. Desde las cristalinas y rocosas playas de Nerja y Cerrogordo va mutando hacia el color negro de la arena de Málaga y Torremolinos y aclarándose en las  salvajes dunas de Marbella. Y en este recorrido hay desde pequeñas y tranquilas calas hasta extensas y ruidosas playas, pero un factor común suele ser que en verano, cuando el agua está templada y perfecta para el baño, están abarrotadas de gente.

¿Todas?

Bueno, todas uno. Una playa aún sobrevive al invasor precisamente en ese punto en el que la arena se afina y las rocas desaparecen. Justo antes de la reserva natural de Cabopino de la que ya os hablé anteriormente. La última playa de Mijas y la más diferente. Quizás por eso tiene un nombre tan extraterrestre: La Luna.


La Luna es un pequeña playa de difícil acceso, ya que está oculta tras varias urbanizaciones y sólo se puede llegar desde un acceso de la A-7 sin ninguna indicación y en dirección a Marbella (salida 195). Hay un túnel para pasar por debajo de la carretera y llegar a ella en coche, y es posible encontrar sitio hasta un sábado de julio a mediodía. Y cualquiera que viva en Málaga puede dar fe de lo difícil que es eso.

Además de la poca gente, la playa tiene unas condiciones bastante buenas para bucear, con aguas muy limpias y bastante vida en las rocas. Tiene una arboleda detrás con una sombra muy apta para sentarte a leer un libro mientras escuchas el ir y venir de las olas, y un único chiringuito por si te apetece tomar algo o alquilar una sombrilla.


Una de mis playas preferidas, así que no se lo digáis a nadie :)

lunes, 10 de junio de 2013

Dunas de Artola

Sí, sigo en Málaga. Soy como el verano, que llega tarde pero llega. Y por eso hoy quería hablar de una de las playas más bonitas de Marbella: la playa de Cabopino, situada en el Monumento Natural Dunas de Artola.

Llegar es muy fácil perfectamente indicado desde la A-7, y hay aparcamiento de sobra por detrás de las dunas para dejar el coche. Las dunas abarcan una superficie de 192.715m² y son un oasis entre tanto ladrillo y seguramente el último vestigio de lo que fue la costa en esta zona. No son dunas como en un desierto, al contrario, tienes bastante vegetación, adaptada al calor y la escasez de agua, y dependiendo de dónde dejes el coche, las puedes atravesar para llegar a la playa.

Lo primero que ves al llegar es una torre defensiva llamada Torre Ladrones, construida en tiempos de la dominación musulmana y que se encuentra en unas condiciones increíbles a pesar del paso del tiempo. A la izquierda de la torre está el puerto de Cabopino, con bastantes chiringuitos para los guiris, y a la derecha la playa de Cabopino con las dunas detrás.


La playa es pequeña tanto de longitud como de anchura, pero tiene la ventaja de estar en un enclave nada masificado y con aguas limpias y sin rocas. Además es una playa donde se permite hacer nudismo.


¿Has estado alguna vez en esta playa? ¡Espero tus impresiones!

lunes, 25 de marzo de 2013

Parque de la Batería

En Torremolinos, la capital del sol en los años 60 y 70, hay un pequeño tesoro en forma de parque que oxigena un poco la vista entre tanto bloque deshumanizado y urbanismo sin control. Se trata del Parque de la Batería, un pequeño espacio verde con lago, barquitas, zona de juegos, árbol de chupetes, torre vigía y cañones. Lo típico en un parque, vamos.

Son 74.000 km cuadrados de paz en la zona de Montemar, donde antiguamente se situaba una batería defensiva de costa. De ahí que su principal atracción sean los tres emplazamientos artilleros con cañones de los años 30 y bunkers incluidos. Desde los cañones se ve claramente el por qué de ese emplazamiento: desde su altura dominaban toda la costa y, por tanto, podían enviar un mensaje en forma de obús lo que me recordó a ese corto genial de los Monty Pythons que abre su film El sentido de la vida, en el que dos edificios se lían a cañonazos al modo pirata. Y es que, aunque los tiempos han cambiado y los cañones ya son piezas de museo, sigue habiendo mucho pirata por ahí... Y a falta de palo mayor al que subirse para localizar enemigos, al lado de las baterías hay una torre de 14,7 metros accesible por escaleras o ancensor, y desde donde tenemos una estupenda vista.


Para los que aún les quede espíritu navegante, el parque tiene un lago artificial con su embarcadero y todo desde donde puedes coger una barca por un euro la media hora. El lago es como una piscina enorme, pero con cosas tan exóticas como una Virgen semihundida entre chorros de agua. Historia, modernidad y clasicismo en un mismo espacio. Los guiris deben flipar con nosotros. 



Si todo esto no hace que un crío se vuelva loco en este parque, lo hará la estupenda zona de juegos para todas las edades con tiovivo incluido, en la que lo que más me impresionó fue un árbol decorado... ¡con chupetes!

No es el Retiro, y quizás no es el mejor parque de la Costa del Sol, pero es un buen lugar para tumbarte en la hierba con un libro, dejar que tus hijos jueguen a gusto, conocer un poco de Historia y tener una buena panorámica de la costa. ¿Se puede pedir algo más?

lunes, 18 de marzo de 2013

Senda Mina de la Trinidad

Entre tanta lluvia Málaga nos regaló un lunes casi de verano, así que había que aprovecharlo volviendo a la Sierra de Mijas para una nueva ruta por el monte. En esta ocasión, acompañado de mi amigo Fran y  con un plan que incluía minas abandonadas, pendientes de hasta un 47,7%, suelos inestables después de las últimos diluvios, vistas increíbles de Benalmádena, Fuengirola y Mijas, y una bolsa de ganchitos que aportó sabor a la caminata. Pero como diría Jack el Destripador, vayamos por partes.

Esta senda, la R-5, se inicia cerca de la Estupa Budista que domina, desde Benalmádena Pueblo, toda la costa. Subiendo hacía la autopista, vemos un pequeño tunel que la atraviesa por debajo, y tras la cual se inicia la senda. Por supuesto, la señalización destacaba por su ausencia, al igual que en la mayor parte del recorrido, siendo una pena que el Ayuntamiento no haga más esfuerzos en mantener estas rutas que, por otro lado, promocionan en su propia página web.



Seguimos el camino, casi siempre bordeando la autopista aunque desde una posición más elevada, hasta que nos encontramos con una primera subida fuerte hacia el interior que nos lleva inmediatamente a la mina de la Trinidad. La entrada a la mina está bastante oculta aunque al lado hay un cartel y un abrevadero, y su interior muy oscuro, así que fundamental las linternas. Al parecer, se trata de una mina de ocre que fue explotada en la primera década del siglo XX, y cuyas galerías interiores son bastante grandes y ricas en estalactitas de limonita. Navegando por Internet veo que mucha gente, además, las coge de recuerdo, por lo que la mina está bastante saqueada y sin ningún tipo de señalización o protección alguna, lo cual es una pena. Para que os hagáis una idea de la magnitud de la mina, os dejo con un gráfico de un aficionado que he encontrado aquí y la entrada a la misma vista desde dentro. Nosotros la verdad es que no pasamos de la galería de la entrada, pero nos hicimos una idea de cómo tenía que ser ir a trabajar a un sitio así: oscuridad, humedad, frío... y la sensación de que estás bajo tierra  y totalmente incomunicado del exterior. 


Continuamos la ruta con el espléndido paisaje de Fuengirola y Mijas siempre a nuestra izquierda, hasta que llegamos a la cresta de la montaña, desde donde hay varios montículos de piedra dejados sin duda a modo de miradores. Para mí, el sitio que más vale la pena de la ruta, aunque aún quedaba el final, coronar el Cerro del Moro, a 850 metros de altitud, con el repetidor de Mijas bien visible a medida que vas ascendiendo.


Este último tramo es, sin duda, el más duro. Media hora de subida a prueba de valientes. Menos mal que al llegar al repetidor nos esperaba ya la bajada por el otro lado del monte, al abrigo de la sombra de los árboles, a través de la ruta de R-6 y R-4. En total, la subida fueron 5 km duros, sobre todo por el estado del camino, pero que valen la pena.



domingo, 3 de marzo de 2013

Día de Andalucía

El pasado jueves disfruté de mi primer Día de Andalucía desde que vivo en Málaga. Y me sorprendió la importancia que tiene este festivo aquí, quizás porque vengo de Madrid, y allí nos hemos acostumbrado a ser un poco descastados con las cosas de la tierra. Sin embargo, aquí en Málaga los colegios programan su semana en torno a ese día, en los pueblos se cuelga la bandera andaluza de las casas y la calle bulle con actividades de todo tipo, incluso cuando la noche anterior una tormenta de granizo hace despertar a toda la Costa del Sol, como sucedió este año.

En mi caso, yo lo celebré corriendo la Carrera Popular Marea Solidaria en el Muelle Uno, a favor  de la Asociación Malagueña para la Fibrosis Quística y la Asociación Benéfica Padre Enrique Huelin, en la que terminé los 7 km reales de recorrido (la organización prometía 8) en 34 minutos. Y para celebrarlo, me fui con mis compañeros de running a desayunar un gran sandwich a La Chancla, mítico chiringuito en el paseo marítimo de Pedregalejo.


Pero lo que realmente me impresionó el 28-F fue el discurso que el actor malagueño Antonio Banderas pronunció aprovechando que él y un grupo de destacados andaluces fueron nombrados Hijos Predilectos de la comunidad. Un discurso que se aleja de los "agradecimientos floridos, alabanzas folclóricas y amanerados piropos", como bien deja claro en el inicio, para luego construir un emocionante relato sobre Andalucía, los andaluces y la libertad. Un relato que apuesta por el futuro de esta tierra, y que yo, malagueño de adopción, comparto al 100%. Os recomiendo a todos su visionado íntegro.




viernes, 15 de febrero de 2013

¿Por qué correr?

Mi afición al running empezó en Madrid. Un día, unos compañeros de trabajo me liaron para hacer con ellos una carrera de 6 km, y empecé a entrenarme en la cinta del gimnasio. Cuando por fin corrimos, me gustó tanto el ambiente, el compañerismo y, sobre todo, el sobrepasar la línea de llegada, que seguí entrenándome. Poco a poco fui saliendo del gimnasio y fui apuntándome a carreras de más tirada. La sensación de libertad seguía ahí, enmascarada en el sufrimiento de las piernas, en la pereza de salir del calor de la cama al frío de la calle, en el cansancio de terminar jornadas de 10 horas de trabajo delante del ordenador y cruzar media ciudad para sudar una horita más. En las carreras, algunas veces me emocionaba tanto al inicio que en seguida estaba sin fuelle. Otras veces vomitaba a medio camino el desayuno. Iba aprendiendo a conocer mi cuerpo y mis limites kilómetro a kilómetro, y aunque no siempre veía recompensado el esfuerzo, siempre volvía a por más. 

Sin embargo, cuando llegué a Málaga después de un verano de descanso, no estaba motivado para correr. La rodilla me dolía, la respiración se entrecortaba y terminar cinco kilómetros se me hacía un mundo. Aunque en realidad, lo que no respondía era la mente. Mis pensamientos eran débiles y dolorosos, lo contrario que el tiempo en Málaga, siempre soleado e ideal para el deporte. 


Tuve la suerte de encontrar una motivación. En realidad, cinco motivaciones con nombres y apellidos, que me han hecho volver no sólo a correr, sino a disfrutarlo como no conseguía hacerlo en Madrid. Si ahora tengo la cara tostada por el sol, mis pies se recuperan en el agua del mar y mi muñeca luce un Where is the limit?, es por ellos. Si ahora madrugo los sábados con ilusión, conozco cada fuente de agua desde Marbella al Rincón de la Victoria y mi facebook se ha convertido en una colección de tiempos y fotos de gente sudada, es por ellos. Si he salido a correr con lluvia, con viento o de noche, es por ellos. Y en realidad por mí.

Porque ahora he vuelto a encontrar el sentido a correr.

Porque, como dice este vídeo, correr  es saludable; elimina calorías; mejora la circulación y oxigena mejor los tejidos; aumenta los niveles de serotonina y endorfinas; estimula la formación de masa osea; elimina la hormona del estrés, el cortisol; produce mayor elasticidad en los vasos sanguíneos. Correr te da calidad de vida. Pero no es lo mejor. Lo mejor es tener a tu lado a gente como ellos. Sencillamente, me hacen bien.

¿Por qué corro?

Corro por Teresa, que me obliga a superarme, a correr cada fin de semana un kilómetro más, y a madrugar los sábados para aprovechar bien el día.

Corro por Germán, que me enseña a ningunear el sufrimiento, a seguir adelante con una sonrisa aunque tus rodillas digan que no puedes más, a esperar lo mejor de cada día.

Corro por Carolina, que me demuestra que lo importante no son los kilómetros que hagas, sino empezar a correr, dar el máximo y no rendirse pase lo que pase.

Corro por Esther, que ama el deporte sobre todas las cosas y encuentra en él la paz interior que la hace feliz.

Corro por Fran, por su ejemplo de generosidad y compañerismo, por su amistad y por todos los kilómetros que aún nos faltan por recorrer.

Porque un gran corazón es la mejor gasolina para las piernas. Porque el viaje es la recompensa. Porque puedo hacerlo, y lo hago. Por eso corro. ¿Y tú?


jueves, 7 de febrero de 2013

Sierra Nevada

Sí, sí... Ya sé que Sierra Nevada está en Granada y que este blog se llama "En Málaga empieza", pero uno de los grandes atractivos de vivir en Málaga es tener a dos horas de la playa el macizo montañoso de mayor altitud de toda Europa Occidental después de los Alpes. O lo que es lo mismo, que puedes pasar del bañador a los esquís en menos de lo que tardarías en ver una película de Tarantino.

La Estación de Esquí de Sierra Nevada se ubica en el pueblo Monachil, a 2.100 metros de altura (el núcleo urbano más alto de Andalucía) desde donde salen los telesillas al centro de la estación, Borreguiles. Desde allí se puede subir y bajar, a diferentes niveles, La Veleta, la cuarta cumbre más alta de España con sus 3.365,69 metros. La vista es espectacular, y dicen que en días muy claros se llega a ver el mar, cosa que me creo porque desde la costa malagueña se pueden ver los picos nevados de Sierra Nevada.


Además de sus 107,8 km esquiables cuando las condiciones lo permiten (en nuestro caso, sufrimos niebla, nevadas y vientos de 120 km/h, no todo el mismo día por suerte), uno de los grandes atractivos de Sierra Nevada es el buen ambiente que se respira en Monachil. La cercanía de Granada hace que muchas familias y estudiantes suban cada fin de semana a aprovechar la nieve y, ya de paso, comer una pizza en el Tito Luigi, tapear en la Taberna El Cartujano o pasar una grato agradable por la noche en el Crescendo, por poner algunos ejemplos.

La entrada a la estación por la A-395 es espectacular, pudiendo subir fácilmente aun cuando el día anterior había caído la mayor nevada de la temporada, cosa que pude atestiguar al ver los coches aparcados totalmente sepultados por la nieve.


Tener Sierra Nevada tan cerca es un lujazo para los que, como yo, nos encanta esquiar.